UNA SERIE...¿ATÍPICA?


UNA SERIE…¿ATÍPICA?
  El estigma que pesa sobre las personas con diagnóstico de salud mental es, muchas veces, un tema tabú que a nadie suele interesar. Salvo excepciones.

   De entre las personas con diagnóstico de salud mental, el único colectivo que tiene una mínima visibilidad –la cuál se ha ido fraguando con el tiempo- es el colectivo de personas con autismo. Sí, digo personas con autismo, y no autistas.

  Precisamente la serie de la que voy a hablar a continuación aborda, de manera atractiva, los problemas a los que se enfrentan las personas con trastornos del espectro autista (TEA): Atípico.






  Se trata de una serie americana creada por Robia Rush que gira en torno a un adolescente con un problema de autismo, cuya familia más cercana se compone de unos padres y una hermana. Pasemos a hablar de ellos:

-Doug (Michael Rapaport): el padre de familia, trabaja como paramédico en una ambulancia. Oculta a sus compañeros de trabajo que su propio hijo, Sam, tiene este problema.

-Sam (Keir Gilchrist): es el protagonista de la serie. Si bien tiene autismo, en realidad este tipo de problemas no son considerados enfermedades propiamente dicho. Recibe tratamiento psicológico. Debido a su autismo tiende a entender literalmente los mensajes hablados y escritos, posee pocas habilidades sociales y posee intereses poco comunes, restringidos y repetitivos.

-Elsa (Jennifer Jason Leigh): es su madre. Al igual que Doug, es muy sobreprotectora. Por motivos que no adelantaré, es la persona con la que Sam tiene más confianza. A veces hace caso omiso (de manera deliberada) de los consejos que recibe de la psicóloga que trata con Sam.

-Casey (Brigette Lundy-Paine): es la hermana de Sam. Si bien es antipática y directa, tiene un interior fabuloso. No solamente defiende a Sam, sino a todo aquél de quien han abusado. No aguanta los abusos.

  En su día a día, Sam encuentra situaciones ante las cuáles no sabe responder de manera adecuada, ya que debido a su problema de autismo desconoce algunas reglas sociales. Es extremadamente racional, teniendo un intenso interés por los pingüinos y todo lo relacionado con el Polo Norte.

   Netflix ha vuelto a acertar de lleno. Si hace años nos cautivaban con Stranger Things (cuya novena temporada esperamos sus fans como agua de Mayo) y Las Chicas del Cable, ahora lo hacen con este tesoro ficticio. Espero fervientemente que Netflix siga en la brecha, inspirando a muchas personas y haciendo que millones nos emocionemos como yo, un servidor, lo hace con esta serie.

  Es cierto que esta serie ha suscitado una cierta polémica, dado que ha habido voces discordantes en lo que se refiere al tratamiento del autismo en la misma. Yo mismo he dicho que solamente profundiza en uno de sus trastornos, que es el Síndrome de Asperger. Pero vamos a intentar comprender mejor en qué consiste este espectro de diagnósticos de salud mental:

-Sam no sabe cómo acercarse a una chica. A veces expresa opiniones indebidas porque no sabe que, a veces, la verdad (y él siempre trata de comunicarla) puede herir los sentimientos o el estado de ánimo de los demás.

-Tiene peor comportamiento no verbal que los demás. No entiende los gestos de los demás, y, en un principio, su sonrisa es forzada y totalmente inadecuada.

-Tiene dificultades a la hora de comprender y mantener sus relaciones: no sabe hacer amigos, establecer relaciones con chicas y comprender qué es lo que quieren. Es por esta razón que su amigo y compañero de trabajo Zahid le resulta de una gran ayuda a la hora de interactuar con chicas.  De esta manera, Zahid es el contrapunto de Sam.  El protagonista de esta serie hace, además, constantes símiles con su afición por los pingüinos para explicar como narrador lo que él siente.

  Hay que explicar, además, por qué sus padres tienen esa actitud hacia él. La madre de Sam es su gran confidente, ya que, en el pasado, Doug no supo llevar su relación con Sam. Por otro lado son sobreprotectores no solamente por Sam, sino por ellos mismos: al temer lo que le pueda pasar a su hijo, temen sufrir ellos mismos (aunque, paradójicamente, la propia situación de Sam les haga sufrir).

   La serie refleja a la perfección la actitud que los padres suelen tener hacia sus hijos cuando estos tienen algún tipo de TEA. Les sobreprotegen, pero al mismo tiempo se protegen a ellos del qué dirán frente a las personas que no tienen familiares con estos problemas. Quieren a sus hijos y quieren que se valgan por sí mismos, pero les cortan las alas continuamente. Es lo que los psicólogos llaman “doble vínculo”.

  La serie cuenta con un reparto impecable, donde TODAS las actrices y actores brillan con luz propia. Lo mejor de esta serie no radica, sin embargo, en el argumento antes dado: radica en presentar el autismo como el drama que es.

  Sin embargo, la serie tiene un pequeño defecto: no lo aborda en todas sus vertientes. Probablemente Sam tenga el llamado Síndrome de Asperger, pero hay otros diagnósticos en el espectro autista, que afectan a personas con realidades de lo más dispares, aunque tengan muchos puntos en común con Sam.


   Ante todo esto, solo me cabe recomendaros que la veáis, y esperar que lo paséis tan bien como yo lo paso viéndola. Hasta la próxima entrada.

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