CON IRENE EN EL CORAZÓN
Jesús Olmedo locutor
de radiom dijo hace tiempo que los actores de doblaje no mueren. Y, en gran
parte, tiene razón. Aunque la profesión se haya visto marcada por cinco decesos
en este mes. Cinco han sido los maestros que nos han dejado: Eduardo Moreno,
Jose Antonio Ceinos, Diego Martín, Pepe Mediavilla y la traductora y empresaria
Nelly Manso de Zúñiga.
Una Pionera Entre
Pioneros
Todos los actores
antes mencionados (así como sus numerosos coetáneos) amaron y respetaron el
legado dejado por una figura pionera en la labor de las mujeres al frente del
doblaje: esa gran y mítica dama del doblaje que siempre será Irene Teixidor
Mendo, o, como todo el mundo la conocía, Irene Guerrero de Luna.
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Irene Guerrero de Luna |
Doña Irene fue una
de las primeras actrices de doblaje de nuestro país, labor que empezó en los
estudios parisinos de la Paramount a las órdenes del mítico Luis Buñuel. No fue
hasta el nacimiento de los primeros estudios de doblaje en España que Irene se
volvió a Madrid, donde además de actriz de primerísima fila fue la primera
mujer en traducir, adaptar y ajustar diálogos y dirigir doblajes (labor que
realizó en Fonoespaña, presididos por el empresario italiano Hugo Donarelli
Dobici).
Tuvo el privilegio
de ceder su talento y sus cuerdas vocales a actrices como Claudette Colbert,
Tallulah Bankhead, Marlene Dietrich y Bette Davis. No obstante, y que me
perdonen los más puntillosos, generaciones como la mía (del 84) la recordamos
especialmente por su trabajo doblando a Estelle Getty en esa serie icónica
llamada “Las Chicas de Oro”, cuyo director de doblaje (Víctor Agramunt) fue también
uno de los premiados en la gala de la que hablaremos a continuación.
Lo Que el Atril Se
Llevó
La escuela de
doblaje de Madrid ha ideado la excusa perfecta para reunir a todos los
profesionales del doblaje y, de paso, dar el merecido reconocimiento a todos
los miembros en activo de la vieja guardia del arte de prestar voces. Y esa
excusa son los Premios Irene.
Se trata de premios
que, en su primera edición, no han tenido carácter competitivo, y que sirven
para honrar a la profesión como lo merece.
Las actrices y
actores premiados fueron Ana María Simón, Pilar Gentil, Selica Torcal, Víctor
Agramunt, Jose Ángel Juanes, Javier Franquelo, Eduardo Moreno (D.E.P), Claudio
Rodríguez, Héctor Cantolla y Juan Logar. Por otra parte también se premió la
labor del gran técnico de mezclas Alberto Herena, de la traductora y empresaria
Nelly Manso de Zúñiga, a la propia Paramount Pictures por la invención (por
parte de dos de sus ingenieros, Jacob Karol y Edwin Hopkins creo recordar) del
doblaje, a Maria Teresa Vázquez (encargada de producción de muchos doblajes) y
al estudio Tecnisón.
Los hijos de
Eduardo Moreno recogieron emocionados el premio que iba a recoger su padre,
mientras que Ana Arbona –directora general de Tecnisón- hizo lo mismo (de la
mano de Miguel Sigueros) con el premio a Tecnisón, que –en realidad- es un
premio a su padre (D.E.P), el empresario José Luis Arbona. El premio dado a
Nelly Manso de Zúñiga fue recogido por su hija, Elena de Maeztu (también
estaban presentes en la gala Ramiro-hijo de Nelly, traductor y director de
doblaje- y la mujer de Ramiro, Luisa Ezquerra, también actriz y directora). Por
otra parte, fue la supervisora de doblaje Natalia Pérez la encargada de recoger
el premio concedido a Paramount. Juan Logar recogió de manos de su hijo su
propio galardón.
A la gala no
faltaron otros directivos y ex directivos del mundo de la sonorización como
Jordi Daura (de Sonygraf), Renata Merino y Manolo García (ambos fundadores de
los estudios 103 Todd Ao) y Pedro Summers, gerente de los estudios 103 Deluxe.
La ceremonia contó
con actuaciones musicales, fragmentos de películas e incluso imitaciones
humorísticas. El maestro de ceremonias no fue otro que el gran Juan Luis Cano,
quien en un momento dado conectó via Skype con su compañero de Gomaespuma
Guillermo Fesser. Hay que mencionar que fue un evento a beneficio de la fundación
que ambos presiden.
El Teatro Príncipe
Gran Vía (que dirige el actor y director de doblaje Alberto Closas) estuvo
copado por lo más selecto de la profesión del doblaje madrileño, aunque tampoco
faltaron a la cita algunos alumnos de doblaje movidos por su pasión por el arte
de llenar de magia los atriles.
Otro de los logros
de la organización es haber contado con la participación desinteresada del
tristemente fallecido Antonio Fraguas “Forges”, quien diseñó el modelo del
premio, ya quien se le dio merecido reconocimiento por toda su trayectoria.
Sin ninguna duda, la
primera gala de los Premios Irene alcanzó altísimas cotas de emotividad, respeto
y amistad. La camaradería se respiraba en el ambiente, y si ya de por sí la
entrada al teatro estaba concurrida, la apoteosis vino, para muchos, en la
salida.
Otra de las
premiadas que contó con la absoluta simpatía del público fue la gran Pilar
Gentil. Además de toda una estrella es la viuda del mayor genio del doblaje
madrileño, el incomparable Angel Mari Baltanás, y hace una labor tan admirable como la de su
difunto, al que la mayoría de
profesionales y aficionados al doblaje profesamos devoción absoluta.
Los detractores del
doblaje pueden decir lo que quieran, pero hay una verdad irrebatible respecto a
la forma de ver cine: el doblaje posee y poseerá siempre una emotividad que los
subtítulos no lograrán nunca, ya que algunas de las voces que escuchamos en
nuestra infancia quedarán para siempre grabadas en nuestra memoria “audio-emocional”.
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