MAIXABEL, O CÓMO HACER DEL CINE Y LA VERDAD PURA EMOCIÓN

 Iciar Bollaín ha vuelto a las andadas. Ha vuelto a ponernos la carne de gallina como ella sabe hacer, es decir, haciendo una película que nos llegue hasta lo más hondo. Y, encima, hábil y sinceramente inspirada en hechos reales. Hablo de MAIXABEL.

Este filme, que todo el mundo debería ver, es un largometraje inspirado en la historia que atañe a cuatro personas: a Maixabel Lasa (interpretada por Blanca Portillo), su marido Juan Mari Jáuregui (asesinado por la banda terrorista ETA) y dos de los responsables de su asesinato: Luis Carrasco e Ibon Etxezarreta, este último interpretado por Luis Tosar. 

Todo comienza cuando un grupo de etarras asesina a un político del PSOE, Juan Mari Jáuregui. Su viuda, Maixabel, rota de dolor, accede sin embargo a una serie de encuentros con los etarras que causaron la muerte de su marido. Tanto para Maixabel como para Luis e Ibon será un viaje sin retorno, porque estos dos asumieron sus culpas y mostraron un sincero arrepentimiento a Maixabel (sobre todo el primero, quien -según la película- pidió perdón a Lasa). 

Esta película provoca al espectador no solamente que afloren sus emociones, sino que este tenga una verdadera empatía no solamente con Maixabel, sino con los ex etarras que se reunieron con ella, y que han vivido en sus propias carnes lo que es pertenecer a una secta, en este caso la ETA. 

Esta película, rezuma, como dijo en un texto el periodista musical Antonio Gómez, amor por el hombre y fe en el mañana del hombre. Y rezuma también compasión, siendo un claro alegato a favor de la reconciliación y el perdón. 

Si no hubiesen existido una Iciar Bollaín, una Blanca Portillo, Luis Tosar y todo el equipo que intervino en esta película, habría que haberlos inventado. Y esta película en sí, también.